Francisco Bazán Franco: “A pesar de los avances científicos y la evolución de los medios técnicos en el ámbito de la conservación y restauración, el proceso de envejecimiento sólo se puede ralentizar pero no erradicar”
El conocido técnico en restauración y conservación ingresó este pasado martes como Académico Correspondiente de la Real Academia de San Dionisio
Muchísimo público se dio cita este pasado martes en la sede de la Real Academia de San Dionisio de Ciencias, Artes y Letras al objeto de arropar el ingreso del reconocido restaurador Francisco Bazán Franco como Académico Correspondiente de esta docta casa jerezana. Presidió el acto el presidente titular de la academia jerezana Joaquín Ortiz Tardío. A tenor del protocolo estatutario hizo uso de la palabra el Secretario General Andrés Luis Cañadas Machado para dar lectura a la Certificación del referido nombramiento como Académico Correspondiente. Seguidamente intervino el académico Juan de la Plata Franco Martínez -a la sazón presentador de Francisco Bazán Franco- quien glosó ampliamente la trayectoria profesional y curricular del nuevo académico.
Bazán trazó una disertación impecable. Habló del envejecimiento y alteraciones en la Escultura Polícroma. Para Bazán, “las obras de arte en cierto sentido están sujetas, al igual que los seres humanos, al inexorable proceso de envejecimiento. Manteniendo esta afinidad argumental, es evidente que no todos nos degradamos del mismo modo, dependiendo de factores como la genética, la forma de vida y los hábitos alimenticios. Si esta reflexión se traslada al ámbito puramente artístico, comprobaremos que tampoco podemos desposeer a las obras de arte de su antigüedad y que en su deterioro intervienen numerosos condicionantes. A pesar de los avances científicos y la evolución de los medios técnicos en el ámbito de la conservación y restauración, el proceso de envejecimiento sólo se puede ralentizar pero no erradicar”. “Desde su génesis creativa –continuó argumentando-, las obras de arte o los ‘bienes culturales’, según la nueva terminología, sufren un detrimento en el que el factor tiempo, la técnica de ejecución y las condiciones expositivas determinan su conservación. El comportamiento y evolución que puede sufrir una obra, está directamente relacionado con los materiales empleados y su técnica de aplicación”.Francisco Bazán se centró exclusivamente en las esculturas policromadas talladas en madera. Desde su experiencia como técnico en conservación y restauración “he aprendido que para poder conocer el origen de las alteraciones, es fundamental comprender las propiedades físicas y químicas de los materiales utilizados, e investigar los desencadenantes que terminan por afectar a la materia. En general, y dentro de un proceso de envejecimiento natural, los soportes de madera suelen estar afectados en mayor medida por múltiples patologías, tales como grietas, fendas, y deformaciones, cuya evolución y magnitud dependerán del tipo de madera, de si la escultura está ahuecada o no, del sistema de ensambles empleados, y de las condiciones microclimáticas del lugar de ubicación”.“Además –dijo-, habría que añadir la presencia de insectos xilófagos, con una acción devastadora en función de su clasificación y el tipo de madera atacada. En otro orden de cosas, la cristalización de los adhesivos también debe entenderse como una degradación natural que, según su gravedad, puede provocar desde leves desprendimientos de piezas hasta la pérdida de elementos, desajustes, e incluso, desensambles generales”. Hizo alusión también a la imaginería procesional que, “dentro de la escultura policromada, presenta además deterioros específicos, como pueden ser los daños accidentales por manipulaciones (desgastes, golpes, fracturas leves), y en otras ocasiones, mutilaciones de elementos vulnerables durante los traslados de las imágenes a los altares de cultos. Asimismo, las tensiones y sobrecargas originadas durante las procesiones, someten a las imágenes a fuertes sacudidas que en ocasiones llegan a producir daños extremos”.
Y una interesante reflexión final: “Los escultores, y sobre todo los imagineros, deberían conocer aspectos técnicos como la elección de la madera, sus características estructurales, el nivel de dureza adecuado, el tipo y corte de la misma, para así obtener una mejor estabilidad futura. Si somos capaces de comprender que las variaciones dimensionales de la madera -contracción y dilatación- dependen de estos factores, de la humedad interna y de las condiciones microclimáticas, se evitaría gran parte de las problemáticas”.