Juan Antonio Aguilar Cabanillas cierra el ciclo dedicado a la Armada con un profundo repaso a sus orígenes

November 20, 2025

El capitán de navío ofreció un minuciosos recorrido histórico por la transcendencia de Cádiz en el ámbito naval

La Real Academia de San Dionisio de Ciencias, Artes y Letras de Jerez clausuró este jueves 20 de noviembre de 2025 su ciclo dedicado a la Armada Española, programado con motivo del Centenario de la Coronación Canónica de la Virgen del Carmen de Jerez y organizado junto con la colaboración de la Orden De Santa Barbara. La última de las conferencia, «El origen de la Armada en el Cádiz del siglo XVIII», fue impartida por el capitán de navío de la Armada, Juan Antonio Aguilar Cabanillas. El acto, celebrado en la sede académica, contó con una notable asistencia de público y fue presentado por la tesorera de la junta de gobierno, Pilar Chico López.

En su intervención inicial, Chico López dio la bienvenida a los presentes y recordó que este ciclo ha permitido subrayar la estrecha relación histórica entre Jerez, Cádiz y la Armada. La presentadora destacó que Aguilar Cabanillas «ofrecería un resumen de los hechos históricos más importantes relacionados con la creación de la Armada Española en el siglo XVIII», un periodo que —como señaló— constituyó «una auténtica edad de oro» gracias a profundas reformas tecnológicas, organizativas e industriales. Subrayó también que España, durante ese siglo, modernizó su construcción naval, fortaleció su base industrial y alcanzó la capacidad de operar en cualquier mar del mundo, situándose al nivel de las principales potencias.

La presentadora dedicó además unas palabras personales al conferenciante, resaltando su sólida trayectoria profesional y su fuerte vínculo con Jerez. Recordó que, aunque nacido en Madrid, «su abuela materna era jerezana y fue habitual que pasara aquí los veranos y la Semana Santa», lo que le permitió conocer de cerca la ciudad. Lo definió como un hombre de formación amplia, amante de la música clásica y de la fotografía, «tercero de cinco hermanos, disciplinado, sensible y muy cercano a esta tierra», y señaló que «ha sido y es hermano del Cristo del Amor, participando incluso en la Magna de 2024». Chico López repasó también su extenso historial académico y profesional, desde su ingreso en la Escuela Naval en 1980 hasta sus responsabilidades como director del Instituto Hidrográfico de la Marina, del Museo Naval de San Fernando y autor de la obra La cartografía náutica española de las Islas Filipinas.

En una exposición rigurosa, documentada y de gran claridad didáctica, Aguilar Cabanillas situó al público en un contexto histórico que —según afirmó— «pasa hoy desapercibido para la gran mayoría de los españoles, pero que en su momento tuvo una significación fundamental no solo para Cádiz, sino para la historia de España». El conferenciante explicó que su interés por este periodo nació a raíz de la conmemoración del tercer centenario de 1717 y recordó que ya tuvo ocasión de tratar este mismo asunto en la Diputación Provincial de Cádiz.

El capitán de navío subrayó la extraordinaria importancia que alcanzó Cádiz durante el siglo XVIII, afirmando que «tuvo una relevancia tremenda en la historia de España, profundamente ligada al desarrollo de la Armada». Indicó que muchos de los acontecimientos de ese periodo no pueden comprenderse sin la estrecha unión entre Cádiz, su bahía y la institución naval, y que incluso fue necesario extender el análisis a los primeros años del siglo XIX, pues —como señaló— «la historia no termina exactamente al finalizar el siglo».

Uno de los ejes de su conferencia fue el cambio dinástico que supuso la llegada de Felipe V al trono en 1700. Aguilar Cabanillas explicó que el primer monarca Borbón se encontró con una situación compleja al asumir la Corona y que, tras la Guerra de Sucesión y su victoria en 1714, tuvo muy claros sus objetivos: mantener el comercio con América, fuente principal de ingresos, y recuperar los territorios italianos perdidos por el Tratado de Utrecht. Para ello, debía reforzar tanto las instituciones civiles como las militares.

En este marco, el conferenciante subrayó la figura de José Patiño, a quien describió como «un funcionario de extraordinaria capacidad, lealtad y formación», que ejerció como Intendente General de la Armada, del Reino de Sevilla y Presidente de la Casa de Contratación. Aguilar señaló que «Patiño fue un ejecutor impecable de las órdenes del rey», más que un creador original, ya que muchas de las reformas implantadas tenían su antecedente en Francia. A Patiño se le encargó crear una Armada moderna, profesional y eficaz, además de reorganizar el sistema que regulaba el tráfico comercial con América.

El ponente explicó de forma muy clara cómo la Casa de Contratación, instalada hasta entonces en Sevilla, se encontraba a finales del siglo XVII en un estado de corrupción y exceso de funcionarios. En palabras del conferenciante, «no hay nada nuevo bajo el sol», al relatar cómo determinados puestos se compraban por personas adineradas para obtener beneficios personales. Según Aguilar, el traslado de la institución a Cádiz no se debió solo a problemas logísticos en la navegación del Guadalquivir, sino a la necesidad de centralizar, controlar y hacer más eficiente el comercio americano.

Añadió que Cádiz ya participaba de manera natural en esa actividad —pues el tamaño creciente de los barcos dificultaba su llegada a Sevilla— y que alrededor del 20% del comercio ya se gestionaba entre Cádiz y El Puerto de Santa María. Sin embargo, para convertir la ciudad en el gran centro naval y administrativo que la Corona necesitaba, fue imprescindible fortificarla, dotarla de edificios e infraestructuras y crear nuevos organismos militares y civiles que dieran soporte al proyecto borbónico.

En su presentación, empleó diversos ejemplos visuales, entre ellos el célebre cuadro de Van Loo sobre la familia de Felipe V, que —según explicó— ilustra a la perfección la grandeza de la nueva dinastía y la influencia que ejercieron los monarcas Borbones en el rumbo político y militar del siglo XVIII. Del mismo modo, presentó la figura de Patiño como pieza esencial en esta reorganización, un hombre cuya capacidad profesional y lealtad al rey permitió ejecutar, hasta su muerte en 1736, una profunda transformación de la Armada.

La conferencia de Aguilar Cabanillas puso el broche de oro a un ciclo que la Academia ha dedicado a la Armada Española, permitiendo al público profundizar en la riqueza histórica de un periodo decisivo para el desarrollo naval de España y para la historia de la Bahía de Cádiz. Con claridad, entusiasmo y precisión, el capitán de navío transmitió la trascendencia de un siglo que configuró la Armada tal y como se la conoce hoy.

En la parte final de su intervención, Aguilar Cabanillas quiso ofrecer una reflexión histórica que conectara el pasado con la evolución reciente de la provincia. Recordó que los acontecimientos del siglo XVIII marcaron el rumbo de Europa y del mundo de una manera «tan drástica que nadie estaba preparado para asumirlo», y explicó que el análisis de la célebre carta náutica de Tofiño —comparada con una visión moderna de la Bahía— demuestra que «las distancias han cambiado poco, pero la realidad sí ha cambiado profundamente».

El capitán de navío señaló que la Cádiz del XVIII carecía del tejido industrial necesario para sostener su prosperidad una vez interrumpido el tráfico comercial con América. «Era una ciudad basada casi exclusivamente en el comercio y las aseguradoras; al desaparecer esa actividad, desapareció su riqueza», afirmó. Frente a ello, subrayó que la provincia actual «sí cuenta con una industria naval y aeronáutica sólida, incomparable con la del siglo XVIII».

Al referirse al siglo XX, Aguilar Cabanillas destacó el impacto del Convenio de Cooperación Militar entre España y Estados Unidos firmado en 1953, que supuso —en sus palabras— «un revulsivo tremendo de modernización para la Armada», desde la llegada de buques americanos hasta la construcción de unidades bajo patente norteamericana y, más tarde, íntegramente en astilleros españoles.

El conferenciante concluyó con un mensaje de esperanza para el futuro de la Bahía de Cádiz: defendió la importancia de generar industria y mano de obra cualificada en todos los niveles —superior e intermedio—, tanto en el ámbito civil como en el militar. Reconoció que «la industria militar ha aportado beneficios al bienestar a lo largo de la historia, triste pero real», aunque deseó que nunca sea necesario recurrir a ella. «Ojalá que el futuro deje prosperidad para esta Bahía de Cádiz en el siglo XXI», expresó antes de agradecer la atención del público y despedirse.