La Academia de San Dionisio acogió la presentación del libro ‘Recopilación de las Ordenanzas del Concejo de Xerez de la Frontera. Siglos XV-XVI .Estudio y edición’
El trabajo de los profesores María Antonia Carmona Ruiz y Emilio Martín Gutiérrez fue ampliamente resaltado por el Catedrático de Historia Medieval de la Universidad de Cádiz Alfonso Franco Silva y por la delegada de Cultura del Ayuntamiento de Jerez Dolores Barroso
La Real Academia de San Dionisio de Ciencias, Artes y Letras ha presentado en su sede social el libro que lleva por títuloRecopilación de las Ordenanzas del concejo de Xerez de la Frontera. Siglos XV – XVI. (Estudio y edición, Cádiz: Servicio de Publicaciones, 2010). Se trata de un concienzudo trabajo de investigación firmado por los historiadores y profesores universitarios Emilio Martín Gutiérrez y María Antonia Carmona Ruiz. Presidieron esta sesión académica el presidente de la Academia jerezana Joaquín Ortiz Tardío, el presidente de Honor de esta institución cultural jerezana Francisco Fernández García-Figueras, la delegada de Cultura del Ayuntamiento de Jerez Dolores Barroso y el tesorero de la Junta de Gobierno de la Academia de San Dionisio Juan Salido Freyre. Igualmente ocupó lugar en la mesa presidencial el profesor –y prologuista de la obra-Alfonso Franco Silva, Catedrático de Historia Medieval de la Universidad de Cádiz. Fue precisamente Franco Silva quien aseguró que “nadie, hasta la presente, había caído en la cuenta de investigar profundamente y con rigor profesional las ‘ordenanzas del concejo de Jerez de la Frontera de los siglos XV y XVI’. Sin duda de ninguna clase Emilio Martín es el mejor conocedor de la etapa medievalista de esta ciudad. Darnos la enhorabuena por la publicación de esta gran obra es una obligación que debemos constatar”. Intervinieron asimismo tanto María Antonia Carmona Ruiz como Emilio Martín Gutiérrez. El profesor Martín Gutiérrez quiso acentuar el valor de ‘las palabras’: “Éstas constituyen la esencia, lógicamente, de cualquier libro y también del que estamos presentando esta tarde. Palabras que, por ejemplo, regulaban el orden mismo de las palabras. Así, en la confirmación de las Ordenanzas de los Reyes Católicos en 1490 leemos cómo, para que las escrituras más presto se hallaren, los escribanos debían tener abecedario en que pongan y escriban los nombres de los que se otorgan las escrituras ante ellos, y el día, mes y año en que pasó, porque prestamente cada uno sepa y halle su contrato. Palabras, que aspiraban a organizar a una comunidad de personas, que pretendían estructurar la secuencia natural de la vida cotidiana o la gestión de los recursos económicos. Todo un complejo sistema de normas que comenzaron a cristalizar durante el reinado de los Reyes Católicos pero que explícita e implícitamente ya recogían costumbres anteriores. Palabras, por tanto, que tenían su razón de ser en su propio presente, aludían a una época anterior y pretendían ordenar un futuro inmediato. Palabras, en definitiva, que sirven para comprender los valores sociales, culturales, políticos o económicos de una ciudad. Entresaco un caso de entre muchos. En 1495 se ordenaba cómo se debían devolver las cosas perdidas. Una normativa aprobada porque en esta ciudad, como en sus términos, se pierden e hallan muchas cosas, por no haber persona fiable nombrada por esta ciudad para recibir ni guardar estas cosas perdidas e halladas […] E de esta causa, muchas de las cosas que así se pierden y se hallan no son entregadas ni dadas a sus dueños en esta ciudad […]. Una normativa que, finalmente, enumeraba cuáles eran esas cosas que constantemente se extraviaban y que no se devolvían. Y ésas eran las siguientes: halcones, azores, esclavos, caballos, mulas, asnos, bueyes, novillos o armas”.
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Las Ordenanzas Municipales aportan un amplio conjunto de datos que, una vez descritos, debemos analizar e interpretar. Un ejercicio intelectual parecido al realizado ante la atenta observación de los infinitos detalles que conforman y dan entidad, por ejemplo, a una pintura del siglo XV; esto es, a sus personajes, a su indumentaria, a sus gestos, a la arquitectura, al entramado urbano, al paisaje rural… “pero también –añade Emilio Martín-, a la paleta de colores empleada, a la técnica o perspectiva utilizadas… una lectura que se enriquece cuando indagamos en torno al discurso que el pintor quería transmitir, al papel desempeñado por el mecenas que sostenía a ese artista, o al segmento social, receptor, en última instancia, de ese mensaje”. Martín Gutiérrez indicó que “si hacemos ese paralelismo, las Ordenanzas Municipales contienen una información de calidad para interpretar el funcionamiento de los engranajes de una ciudad. Contemplamos, así, esos infinitos detalles que conforman nuestro peculiar cuadro. Y si seguimos con ese juego que les propongo, nuestra labor no sólo ha consistido en la descripción de todos sus personajes sino también en el estudio de la técnica empleada y el análisis del discurso. Así, cuando se acerquen a este libro, verán que hemos organizado la información en cuatro grandes apartados. En el primero, tienen cabida las ordenanzas relativas al gobierno del concejo tanto en su apartado institucional como en la de los cargos que integraban la institución. Además de un articulado dedicado a la fundación de la villa de Puerto Real en 1483 y otro centrado en el castillo de Tempul, la hacienda concejil constituye un capítulo importante en este apartado. En el segundo, se encuentra todo un amplio mosaico de aspectos relativos a los espacios comunales, agricultura y ganadería. Su articulado presenta un cuadro relativamente completo de los recursos que sostenían a la ciudad y demuestran el predominio ejercido por las actividades pecuarias. En el tercer apartado, hemos agrupado la normativa vinculada al artesanado. Encontrarán epígrafes centrados en los sectores textiles, peletería, maderero, alfarero, metalurgia o construcción que dan buena cuenta de esas actividades y permite especular en torno al segmento de la población dedicada a esos menesteres. Y, finalmente, en el cuarto, se recogen todas las ordenanzas dedicadas al Mercado, Comercio y Servicios. Se trata de un apartado con información muy sensible para conocer el funcionamiento de los diversos grupos sociales. Me refiero a una normativa precisa centrada en el mercado, en los pesos y medidas, en las políticas proteccionistas en torno a los productos básicos –el trigo, el aceite y el vino –en las actividades comerciales –con la presencia de mercaderes foráneos –en los mesoneros, taberneros, en los carreteros, en el abastecimiento de agua, en el transporte, en la limpieza, en los juegos y fiestas, en la esclavitud, en la prostitución”.
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Una organización de la información que se ha ampliado con la inclusión de Siete Apéndices, que incluyen desde confirmaciones de las Ordenanzas por los Reyes Católicos y Carlos V, pasando por las Ordenanzas auspiciadas por Rodrigo Ponce de León hasta cartas reales y documentos varios citados en el Libro de Ordenanzas. Cada de esas partes tiene razón de ser en tanto en cuanto existen las demás, cada una de esas partes, lógicamente, conforman un conjunto de información. Martín Gutiérrez asentó una propuesta de continuidad: “Sí, este libro no sólo es importante por sí mismo, sino que cobra especial relieve cuando se confronta con textos similares de otras localidades bajomedievales. El corpus documental, integrado por las Ordenanzas Municipales de las ciudades y villas de Andalucía a finales de la Edad Media, es amplio; afortunadamente amplio. Y esto es positivo porque permite el inicio de estudios comparativos y el planteamiento de visiones globales. Ahora bien, un planteamiento de esa naturaleza debe resolver o al menos tener presente una casuística compleja que obliga a la conveniencia de fijar la atención en espacios menores, a la lógica de la composición y transmisión de los textos o a los intereses de los grupos hegemónicos que apoyaron la redacción o aprobación de una normativa. En cualquier caso, y a pesar de esas dificultades, entendemos que una lectura atenta de las Ordenanzas Municipales permite plantear interpretaciones globalizadoras, caracterizadas, en su interior, por su diacronismo y marcadas, en su exterior, por su transversalidad temática”. Finalmente la delegada de Cultura del Ayuntamiento de Jerez felicitó a los autores de esta obra histórica por el encomiable resultado de su presentación y asimismo se deshizo en elogios a favor de la Real Academia de San Dionisio: “es importantísimo el intenso programa de actos culturales que cada martes convoca esta institución, una Academia que por supuesto ha sabido renovarse y que yo felicito desde aquí a su presidente Joaquín Ortiz”.