La segunda conferencia del ciclo «Jerez Siempre» 2022 se metió de lleno en la pintura jerezana del siglo XIX gracias a la conferencia ofrecida por Don Álvaro Cabezas García, doctor en Historia del Arte y profesor en el Instituto de Educación Secundaria Albero de Alcalá de Guadaira.
El Excmo. Sr. Don Joaquín Ortiz Tardío, presidente de la Real Academia de San Dionisio, de Ciencias, Artes y Letras, abrió un acto que también contó con la intervención, como presentador del conferenciante, el Ilmo. Sr. Don Javier E. Jiménez López de Eguileta, académico Correspondiente de la Real Academia de San Dionisio.
Para comenzar la conferencia «Pintura jerezana del siglo XIX: entre la tradición y la contemporaneidad», Álvaro Cabezas se apoyó en las palabras del también académico (y próximo conferenciante), Bernardo Palomo: «No se puede hablar a lo largo de la Historia del Arte de una Pintura Jerezana propiamente dicha, ni tan siquiera de una Escuela Jerezana que aglutine la realidad artística de unas épocas determinadas. Sí, en cambio, existe, a partir del último tercio del siglo XVIII, una serie de artistas que, nacidos en Jerez, poseen un peso específico dentro del panorama artístico andaluz».
Entiende el doctor Cabezas García que precisamente fue durante el siglo XIX cuando la ciudad, florida en cuestiones comerciales, produzca o promueva el ejercicio de la pintura, siempre con intenciones concretas.
Por ello, el retrato, por ejemplo, sirvió para perpetuar la imagen de la burguesía industrial remozada en nueva aristocracia; los temas de Historia se presentarán con carácter moralizante en las exposiciones organizadas por la Sociedad Jerezana de Amigos del País y el costumbrismo primero y el paisajismo después, disfrutarán de una moda exaltada y consumida por propios y extraños.
Para satisfacer esa demanda acuciante de pintura decimonónica, no solo pintores jerezanos como Juan Rodríguez Jiménez El Tahonero o el hijo de este, conocido como Tahonero II, sino otros provenientes de Sevilla –especialmente destacable es la labor desarrollada por José María Rodríguez de Losada, afincado en Jerez desde, al menos, 1865–, contribuyeron a conformar un pequeño centro neurálgico que quiso oficializarse varias veces como centro de enseñanza y que, efímeramente, acabó constituyéndose como Museo y Academia de Santo Domingo a finales de siglo.
El conferenciante puso como ejemplo de las excelentes conexiones de las que disfrutó Jerez de la Frontera a lo largo de esta centuria, a los pintores jerezanos que marcharon y triunfaron en el extranjero como José Gallegos y Arnosa (establecido en Roma desde 1880) o Germán Álvarez Algeciras (que estudió en el ambiente de Fortuny en Roma entre 1871 y 1876) entre otros.
A lo largo de la disertación pretendió el doctor en Historia del Arte ofrecer una visión actualizada de la importancia de la pintura que fue promovida o destinada a Jerez de la Frontera durante el siglo XIX, repasando los distintos géneros practicados y los pintores más representativos del periodo.