«Vacunación frente a SARS-CoV 2»

mayo 4, 2021

La Real Academia de San Dionisio, de Ciencias, Artes y Letras ofrece una muy interesante conferencia dictada por el Dr. D. José Antonio Girón Gonzalez, catedrático de Medicina de la Universidad de Cádiz y Presidente de la Real Academia de Medicina de Cádiz. Una vez más, la conferencia se ofrece de manera telemática, pero a diferencia de otras ocasiones, la sesión no tiene lugar en el salón principal de la Real Academia de San Dionisio. En este caso insertamos en esta web oficial de la Academia esta conferencia ofrecida y editada por la Real Academia de Medicina de Cádiz.

 

 

Tras la pandemia por el coronavirus SARS-CoV 2 que marcó todo el año 2020, los ensayos clínicos sobre vacunas permitieron albergar esperanzas acerca del retorno a una vida con menor riesgo de infección. A finales de 2020 e inicios de 2021, los resultados de estos experimentos posibilitaron la comercialización de dos tipos de vacunas. Estas nuevas vacunas se basan en la administración de ARN mensajero (son ejemplo de ellas las comercializadas por los laboratorios Pfizer-BioNTech y por Moderna) o de vectores virales que transportan una secuencia genética del coronavirus (en este sentido destacan las producidas por los laboratorios Astra-Zeneca y Johnson & Johnson). Ambos tipos de vacunas dirigen la producción de proteínas específicas del virus con capacidad para inmunizar al receptor de la misma.

Los resultados con estas vacunas han sido sobresalientes, con porcentajes de eficacia que oscilan entre el 61 y el 95% de los vacunados. Y lo que probablemente sea más importante, en el caso de infección por el coronavirus (COVID-19), la enfermedad producida suele ser leve, siendo excepcional la necesidad de ingreso hospitalario como consecuencia de la misma, a diferencia de lo que ocurre en los no vacunados. 

Un aspecto adicional es la capacidad de protección a los individuos más frágiles (por ejemplo, ancianos, ingresados o no en residencias) o a aquellos en los que la COVID-19 es más grave (obesos, hipertensos, diabéticos). En todos ellos, la vacunación reduce el número y la gravedad de la infección. Como prueba de ello, destaca el hecho de que los brotes en las residencias de ancianos en nuestro propio ámbito han desaparecido prácticamente tras la vacunación de los internos y de sus cuidadores.

No debe olvidarse, sin embargo, que es necesario mantener las medidas de protección individual (mascarillas, distancia social, lavado de manos) porque, aunque menor, el riesgo de transmisión no desaparece totalmente con la vacunación.

Todos los productos farmacéuticos tienen efectos secundarios y las vacunas frente a SARS-CoV 2 también. Así, aparte de la posibilidad de alergia a los componentes, figuran el dolor en el punto de inyección, dolor muscular o articular generalizado, cefalea o fiebre en las horas o días siguientes a la administración. Entre todos ellos, las que han generado mayor “ruido mediático” han sido las trombosis de senos venosos intracraneales o de venas abdominales en los receptores de las vacunas de vectores virales, como consecuencia de una estimulación inmune muy potente. Estas trombosis son excepcionales: su frecuencia es de 1 a 6 casos por millón de dosis administradas; compárese con el riesgo de muerte por COVID-19 en no vacunados (1-2 casos por mil infectados).  Por otro lado, la propia palabra “trombosis” ha hecho pensar en mecanismos que pudieran ser similares a los de las trombosis que ocurren en situaciones de infarto de miocardio, ictus cerebrales o tromboflebitis de extremidades inferiores; esto es erróneo: los sujetos con estas enfermedades no tienen más riesgo de dicho efecto secundario.

La progresiva vacunación de la población (esperemos que a notable velocidad) debe conseguir la inmunidad colectiva que, como indicaba al principio de este artículo, nos permita retornar a una vida con menor riesgo de infección.