Toma posesión Numerario - 10/01/2017

enero 13, 2017

 

“El desarrollo de nuestra sociedad no puede articularse al margen de la ética”

Felipe Ortuno ingresa como nuevo Académico de Número de la Real Academia de San Dionisio de Ciencias, Artes y Letras

La Real Academia de San Dionisio de Ciencias, Artes y Letras reanudó este pasado martes su programación de sesiones  públicas del curso académico 2016-2017 tras el tradicional paréntesis de las fiestas navideñas. En esta ocasión el acto centró la recepción como Académico de Número de fray Felipe Ortuno Marchante, comendador de la Basílica de Nuestra Señora de la Merced, cuyo discurso de ingreso llevaba por título «Ética. Reto para una sociedad en crisis». Le contestó, en nombre de la corporación, Juan Salido Freyre, Académico de Número y vicepresidente de Artes de esta Corporación.

La brillantísima y muy aplaudida intervención supuso toda una lección magistral sobre la materia abordada. Destacamos los siguientes subrayados: 
 

El desarrollo de nuestra sociedad no puede articularse al margen de la ética. Si la economía no actúa con un mínimo de ética la crisis termina destruyendo a la persona y a los pueblos. Acaso fue, precisamente, la falta de ética lo que hizo eclosionar la crisis.

Necesitamos valores y principios. La ley de la selva formó la burbuja porque faltaron principios éticos. Necesitamos equilibrio, consciencia responsable, respeto a la vida y al ecosistema. Vincular derechos y deberes a todos los niveles del hacer humano, redescubrir en definitiva el espíritu de la Declaración de los Derechos Humanos (1948)= Ecumenismo ético.

No todo vale en un mundo de competencias. Los más débiles y vulnerables no pueden ser el costo social de nuestras actividades. No podemos dejar vía libre a la mentira, el engaño, la extorsión, el juego sucio y ese largo etcétera que se esconde detrás de una sociedad sin alma donde el fin justifica los medios. Ese relativismo ético nos conduce claramente a la deriva. Y esto hay que decirlo en lo concerniente a la economía, a la política y a la religión. No son campos excluyentes, sino necesarios e inclusivos.

Los modelos marxista de organización económica y política y el capitalismo globalizado basado en la oferta y demanda han creado situaciones de verdadera injusticia social. Marxismo y liberalismo tienen una deuda ética profunda con la sociedad, no fácil de resolver. Estamos necesariamente obligados a crear estilos de vida diferentes, una tercera vía, que haga posible un nuevo modo de relación del hombre con el hombre y con la naturaleza. He aquí el reto de la nueva sociedad ética que nos lleve, como ya he señalado anteriormente, a un eco-humanismo de futuro que pueda dar respuesta a tantos retos pendientes de la humanidad, un sistema que no genere tanta exclusión social, tanta desigualdad y tanta injusticia.Necesitamos una vida distinta que valore a la persona como el bien más preciado de un sistema que garantice o incluso institucionalice la solidaridad social.

Hoy se está recuperando el sentido perdido de la virtud, ya lo están haciendo los países anglosajones, en la ética profesional y organizativa. El lenguaje ético contemporáneo ha vuelto al discurso de las virtudes de raíces griegas, aristotélicas y estoicas, que fueron a su vez fuentes esenciales del cristianismo.

Las cosas no cambian por arte de magia. Es preciso cultivar las viejas y siempre nuevas virtudes como la prudencia, justicia, fortaleza, templanza, paciencia, humildad… La sociedad tiene que enseñar (paideia) este logro de la humanidad que no viene en el ADN. No se puede tirar por la borda lo que durante tantos siglos creó civilización y cultura. O creamos personas morales virtuosas o la sociedad-comunidad no podrá resistir la ley de la selva y la barbarie. El qué deba fundamentar estas virtudes es otra “paideia” diferente, en virtud de la motivación o creencia que cada cual tenga, pero sin duda es, en cualquier caso, un bien necesario e imprescindible para una sociedad humanizada, esto es, ética y moral, posibilitadora de una realización personal. O cultivamos las virtudes o la barbarie gobernará (no sé si ya lo hace) nuestras vidas. Redescubramos la tradición humanista que hizo posible el ascenso de la humanidad más avanzada. Reconozcamos de nuevo a la prudencia, justicia, fortaleza y templanza… Precisamos de una reforma moral- ética donde el cultivo del espíritu reconozca los viejos y siempre nuevos principios que llevaron al hombre a un plus…a ser algo más que unaustralopitecus robustus. O la sociedad se hace ética recuperando el espíritu que verdaderamente la humaniza, o la barbarie del mercado, el egoísmo, el materialismo y la intemperie se impondrán al verdadero ejercicio que nos civiliza y salva.

Necesitamos fines nobles, sin que justifiquen los medios mezquinos.

Necesitamos ampliar los horizontes en una utopía posible.

Necesitamos reconocer que son más las cosas buenas que nos unen que las que nos separan.

Necesitamos que los sentimientos humanos, que el corazón de la sociedad, se haga sensible y empatice con las aspiraciones nobles.

Necesitamos que los compromisos personales se desarrollen y prosperen, que nadie se sienta espectador de lo que nos acontece porque el futuro depende de cada uno de nosotros.

Necesitamos que, en medio de tanto consumismo y materialismo desbordante, se haga una opción de sobriedad en función de los demás.

Necesitamos altruismo capaz de no pasar indiferente ante el sufrimiento ajeno.

Al término de su aplaudida intervención, Felipe Ortuno recibió de manos del presidente titular de la Real Academia, Joaquín Ortiz, la medalla de la institución y el diploma acreditativo de su nombramiento como Académico Numerario.