“La actividad artística es inversa a cualquier otra”
La Real Academia de San Dionisio de Ciencias, Artes y Letras celebró el pasado martes la segunda de las sesiones del ciclo dedicado a las Artes. El Académico de Número de la Real Academia de Bellas Artes Nuestra Señora de las Angustias de Granada y Profesor Titular de Bellas Artes de la Universidad de Granada Carmelo Trenado Tormo tuvo a su cargo la ponencia titulada ‘Reflexiones en torno al lenguaje creativo’. Su presentación corrió a cargo del Académico Correspondiente de ésta de San Dionisio, y coordinador del mencionado ciclo, Bernardo Palomo Pachón. La sesión estuvo presidida por el presidente titular de la Academia Jerezana Joaquín Ortiz Tardío, por el presidente de HonorFrancisco Fernández García-Figueras y por el vicepresidente de Artes Juan Salido Freyre. Destacamos a continuación algunas de las ideas vertidas por tan prestigioso conferenciante:
Me van a permitir que haga referencia a un hecho que desde mi punto de vista es sumamente lamentable: conozco, y tengo amigos dentro y fuera de la Universidad, como en otros estamentos sociales y culturales que, aún gozando de la excelencia profesional, no saben descodificar un fenómeno visual, sea cuadro o cualquier otro objeto creativo. Parece que los problemas carenciales de la formación artística en los planes de estudios han tenido sus consecuencias, más aun hoy, cuando los alumnos desconocerán a Platón, Sócrates, Mozart o Picasso…
La actividad artística es inversa a cualquier otra. Cuando nos acomodamos delante de una pantalla, nos disponemos a leer un libro… a escuchar música… etcétera., estamos aprehendiendo todo aquello que a través de un acto de voluntad hemos decidido. Por el contrario, el hecho de disponernos a ejecutar con un lápiz, lleva emparejada toda una reflexión sobre lo que creemos querer a hacer y cómo solucionarlo. Imaginemos por un momento qué es lo que sucede cuando tenemos un lápiz entre los dedos; pueden ocurrir dos cosas: una, que nos descubramos ejecutando una grafía con más o menos consciencia quizás para evadirnos de algún otro compromiso de atención premeditada.
La práctica artística está plagada, como no podría ser de otro modo, de recursos que finalmente se transforman en lo que damos en llamar “la cocina”, que no es otra cosa que la manera singular y personal de manejar el medio aplicado a resolver un problema, estableciendo además el planteamiento procesual oportuno; en definitiva, esa manera particular de hacer expresivos los materiales y de la que nos servimos de una manera regular para conseguir un determinado efecto o solución, es lo que también denominamos “bricolaje”. Puedo asegurarles por experiencia propia, que en ocasiones una leve sugerencia a nivel de discurso, la interpretación del mismo e incluso la oportuna lectura de una imagen y sus traducciones plásticas, llegan a darnos las claves para la mejor definición de nuestra propuesta, así, como recurrir a bibliografías puntuales, no hacen, si no se sabe extraer de ellas lo universal, si no perturbar nuestra personal reflexión en torno a lo que acontece y o a la diversas soluciones del problema.
¿Crear? Hacer, componer, realizar el hombre algo que no existía antes. Instituir, fundar, establecer, componer artística o intelectualmente. Me sorprendo con el desdoble de esta afección; no he encontrado ningún diccionario que relacione las necesarias y por otro lado evidentes connotaciones intelectuales en la creación artística, desvincula en este sentido la creación artística de cualquier otra que si bien utilizan códigos de lenguaje distintos las estrategias y reflexiones intelectuales podrían ser similares aunque articulados por distinto cauce. Las aportaciones a la cultura en su espectro más amplio, desde lo artístico a lo científico, por situar en las antípodas el uno del otro, entroncaría con la referencia a las aportaciones y al nuevo orden.
Según Michel Foucault, todo proyecto de obra es triple: primero, es una arqueología, un estudio sistemático que busca reconstruir, a través de las obras de los teóricos y los pragmáticos, las configuraciones mentales que dan cuenta de la naturaleza de las “ciencias” desde fines del Renacimiento y de la forma en que éstas consideran a las “cosas”. Segundo, es una investigación que intenta revelar la existencia y significación de obras que la historia de la cultura descuida constantemente. Tercero, es una crítica que reencuentra a partir de qué ideas y de qué sistemas de ideas se formaron esas “ciencias humanas” que contribuyen a la ambigüedad del mundo actual.
Todo autor establece a modo de prologo aquello que ha de servir a sus intereses y desde luego, posibilite la vertebración del discurso posterior que le llevará a concluir de manera precisa a través de un proceso teórico e intelectual oportuno. Naturalmente que somos parte, producto y causa de un legado, que tenemos unos antecedentes y que necesariamente hemos de integrar la cultura de nuestro tiempo, pero aunque subyazca lo anteriormente expresado, abogaremos por abordar el problema desde una total y absoluta libertad; eso no significa que no aflore de una manera refleja todo aquello que sabemos o creemos tener bien aprendido; siendo conscientes de esto, el grado de hipoteca que ello nos imponga será determinante a nivel curricular.
El desafío no es producir una obra más, es decir, repetir coartada para seguir reclamando la atención del público, sino construir pieza a pieza un edificio con sentido bajo el cual cobijarse de la tormenta que cada día nos azota con igual fuerza, la tormenta de lo indiferenciado. Todo ello agravado por el sistema de mercados y modas al uso.
Se dice que la realidad siempre supera a la ficción; puede ser así, no obstante, la grandeza del arte es hacer creíble una realidad, la nuestra, la que el artista propone. Es el fin último del artista a través de lenguajes escritos, verbales, gráficos…, en definitiva hacer verosímil una historia, que como tantas veces hemos repetido, contendrá los valores oportunos del mismo y la trascendencia o universalización de que seamos capaces; pero estamos en posición de aseverar que no se pinta mejor cuanto mejor se reproduce la realidad, o, mejor, la mera reproducción es una cuestión de habilidad; se crea cuanto mejor uso se hace de la realidad.