Brillantísima ponencia de Francisco Pérez Valencia – titulada ‘Cosas que contaría a un joven que quisiera estudiar arte’- en la sesión inaugural del ciclo dedicado a las Artes organizado por la Real Academia de San Dionisio de Ciencias, Artes y Letras
La Real Academia de San Dionisio de Ciencias, Artes y Letras acogió el pasado martes noche la brillantísima ponencia dictada por Francisco Pérez Valencia –pintor y director de la Universidad de la Emoción- que, bajo el título ‘Cosas que contaría a un joven que quisiera estudiar arte’, vino a inaugurar el ciclo dedicado a las Artes organizado por esta real corporación jerezana. El Académico Correspondiente y reconocido crítico de Arte Bernardo Palomo Pachón, coordinador al efecto del mencionado ciclo, tuvo a su cargo la presentación de Pérez Valencia. El acto estuvo presidido por el presidente titular de la Academia Joaquín Ortiz Tardío. Destacamos a continuación algunas de las ideas principales expresadas por el conferenciante desde la tribuna de oradores:
Un día mirarás atrás, recordando los días plenos y verás al joven decidido, lleno de fuerza y de alma, capaz de soñar el mundo sin permiso. Ese joven no teme a la vida, al contrario, la desafía, la venera, sale a su encuentro a pesar de todas las dificultades que el mundo le pone enfrente. Quienes más te quisieron trataron de protegerte, acompañándote por los caminos iniciales, ayudándote en las primeras decisiones, buscando una seguridad para tu futuro, creyendo que así podrías alimentar tus sueños una vez asentaras tu lugar en la vida.
El miedo es uno de los factores de decisión más importante a la hora de abordar un momento único y maravilloso en nuestra juventud, el de optar por una carrera universitaria, dirigiendo nuestro esfuerzo hacia la especialización del conocimiento. Tememos equivocarnos, tememos no acertar y, también, defraudar a quienes nos quieren y protegen. Nos preparan mal para tomar decisiones y esto acentúa esa sensación de vacío.
Tus padres, en ese afán de asegurar la incertidumbre de lo que vendrá, te recomiendan caminos técnicos que podrían abrir las puertas de un futuro estable, posible, pero cercenan así esas sensaciones que habían nacido en ti, sin saber muy bien cómo, que te animaban a dirigir tus mejores años hacia campos fascinantes, creativos, donde la imaginación reina con una inusitada frescura y donde piensas que más que una disciplina, se te abriría un mundo entero solo para ti, de placer, de búsqueda, de intensidad, que te haría desear levantarte cada mañana solo para explorar lo desconocido. Esta es la esencia del conocimiento: el deseo.
El mundo competitivo nos impone reglas estrictas y nos dice que el camino correcto es el que finaliza en el éxito. Nadie sabe donde está ese éxito, realmente, pero sí tenemos la certeza que esta vida se construye de momentos únicos e irrepetibles y que estos tienen que parecerse a nuestros sueños, no a los de otros, desde donde construimos todo lo que nos pertenece. Hoy, sin embargo, la crisis económica, financiera y sobre todo, social, a algunos nos ha permitido reconstruir el mundo desde lo auténtico. En este momento, las miradas creativas, no tan numerosas dada la falta de valor en el mundo de las empresas, de la educación, de los negocios, incluso de la cultura, son buscadas por su innovación, por su sentido del riesgo, por su increíble capacidad de resistencia para lograr lo que muchos no hallan porque desisten por falta de fe, caminos que tantos creyeron imposibles y que hoy son el escenario desde donde se reconstruyen las posibilidades de la humanidad. Lo importante no era ser mejor que el otro, ni competir para crecer, lo emocionante era vivir siendo únicos, siendo nosotros, siendo auténticos. Es bueno que sepas que no se puede ganar a cualquier precio.
El placer quedó abandonado, en beneficio de la rentabilidad. Primero estudia una carrera seria, después te dedicas a tus hobbies, pura lógica paternal previa a este tipo de decisiones. Después de dejar tus sueños en manos de disciplinas a las que no amabas, conseguirías un trabajo inicialmente, afortunado tú, muy posiblemente con un sueldo miserable, para acomodar tu vida, lo que te permitiría empezar a vivir como una persona adulta, con obligaciones por cumplir y tus necesidades materiales cubiertas, para buscar un apartamento donde iniciar tus días independientes, comprar tus cosas e hipotecar tus siguientes años para amortizarlos. Después podrías empezar a fomentar todas aquellas cosas que amabas hacer, rescatándolas del alma; pero el tiempo es un depredador insaciable y te colma de excusas para dejar cosas atrás, para abandonar por el camino los restos de tus ilusiones. Te hiciste mayor y ya solo esperas un final sereno y apacible.
El amor te puede brindar la posibilidad de resistir, de luchar por todos tus anhelos. Cuando algo se ama es indestructible para cualquier energía externa empeñada en arrebatártelo, incluyendo las energías favorables que te llenan de premios y prebendas. Amar lo que hacemos nos da fuerzas para seguir, para soñar, para vivir, con lo que somos, con lo que aspiramos, al margen de toda evidencia.
Estudiar Arte hoy es brindar a tu vida de posibilidades que no conocemos aún, pero que están aquí para abrazarlas con la misma intensidad y pasión con que Shackleton recibió el viento del sur en la cara, tan cerca de la Antártida. Este placer es impresionante y solo te pertenecerá a ti, tan liberador como una inmensidad. La soledad del estudio te resultará bendecida por una magia secreta que adorarás sin miedo y donde te sentirás dueño de un imperio solo tuyo; las líneas de tus dibujos tejerán las redes que te alimentarán, porque no solo de pan vive el hombre; cada nota musical arrastrada entre silencios, cada palabra edificada como poema, cada color compartido como la savia de la vida, te darán algo único, incomparable y nada de cuanto te rodea podrá acercarse a esta sensación, salvo los besos más deseados, los que se dan con los ojos cerrados.
Te diría que yo fui feliz tomando esta decisión. Que pude ser cualquier cosa, pero decidí lo incierto y ahora entiendo por qué lo hice: por el mismo motivo por el que algunos se lanzaban al océano, por el placer de hacerlo. No había más. Y tuve suerte. Mis padres me acompañaron. Mi vida me recordó cada mañana que yo era el capitán de mi destino y que nada malo podría ocurrir a quien la adora tanto como para brindar cada instante a eso tan extraño que acompaña a la humanidad desde su mismo origen, el Arte.
Francisco Pérez Valencia crea en el año 2010 el Instituto Internacional de Investigación, Estudios Técnicos y Emocionales, SL., un proyecto de innovación en la gestión empresarial denominado La Universidad Emocional, donde las emociones son exploradas para hacer más felices a los demás y donde la innovación es mucho más que el I+D, naciendo de la contaminación entre disciplinas ajenas, con una participación destacada de la cultura y de la creación artística. Artista y museógrafo especialista en lenguajes artísticos contemporáneos, es un destacado innovador de la práctica expositiva de nuestro país. Doctor por la Universidad de Sevilla, imparte clases regularmente en numerosas Universidades de España y Latinoamérica, en el ámbito de la Museografía Creativa y Experimental.