A la memoria del gran artista gráfico José Luis Torres
La Real Academia de San Dionisio y el Club Filatélico Jerezano reivindican la vida y obra de tan ilustre creador con una entrañable sesión que contó con ponencia, presentación de un sello e inauguración de una exposición con creaciones artísticas, recortes de prensa y fotografías
El olvido de la vida y el extravío de la obra de artistas locales comportan –aparte una insensibilidad generacional manifiesta- la peor desconsideración social que pudiera registrarse en los catálogos de las indiferencias dedicadas a “lo propio”. Es cuanto –sucintamente- podemos denominar como la nociva amnesia colectiva –tan trufada a menudo de indolencias, perezas intrahistóricas, ignorancias y conformismos-. La Real Academia de San Dionisio de Ciencias, Artes y Letras refrendaría el pasado martes un acto de justicia en el tiempo: el equivalente al homenaje in memoriam que recibiera la palmaria trayectoria profesional y artística del ahora atinadamente recordado José Luis Torres (fallecido a mediados de la década de los sesenta). ¿Cómo podría definirse, además de “olvidado”, a tan virtuoso creador de los años cuarenta, cincuenta y sesenta? Dígase sin temor a inexactitudes que Torres fue en efecto un artista gráfico. Quizá en esta lacónica definición quepa toda la magnitud –y todos los alcances de amplias acepciones- de cuanto per se supuso el modo de proceder y de producir -¡de proceder y de producir!- de quien indudablemente merece un riguroso revisionismo.
La sesión académica del martes 11 reavivó –por no decir rescató- la copiosa producción de este ilustre creador de las artes gráficas. No faltó ni modalidad ni formato en semejante tributo –reconocimiento nunca a destiempo- que contó además con la entrañable asistencia de la práctica totalidad de los familiares de José Luis Torres. La nutrida concurrencia de público pudo disfrutar de una ilustrada ponencia del Académico de Número José Luis Jiménez –quien presentó en PowerPoint numerosas creaciones artísticas de Torres, muy especialmente etiquetas de vinos que realizara para bodegas de Jerez, El Puerto de Santa María y Sanlúcar de Barrameda así como curiosidades y reseñas periodísticas rescatadas de rotativos de la época-, igualmente con la presentación de un sello dedicado ex profeso a iniciativa del Club Filatélico Jerezano y asimismo –y en la planta baja de la sede social de la Academia- una exposición al alcance y a la vista de cuantos jerezanos deseen conocer de cerca no pocos trabajos artísticos tales como también algunas producciones propias para Hermandades y Cofradías como, verbigracia, las láminas interiores del Libro de Reglas de la Hermandad de las Cinco Llagas o el escudo de la Hermandad del Mayor Dolor.
No pasó por alto José Luis Jiménez cómo José Luis Torres Fernández (Jerez, 1901- 1966), mantuvo “durante varias décadas su taller-estudio, ubicado en la plaza del Mamelón, y centralizó los encargos de algunas de las bodegas con más prestigio para la promoción de sus vinos y brandies: Domecq para la Raza y Carlos V; Terry para Centenario; Agustín Blázquez para su brandy Felipe II; Parra Guerrero para el ponche Xerezano; Fernández Gao para su Sherry Royal; Luis Caballero para el Ponche Caballero; Esteban Bozzano para la Manzanilla La Pinta, J. M. Rivero para el brandy Montesión; Zoilo Ruiz Mateos para su tintilla de Rota; Sancho para su Xerez Quina Monterrey, etc”.
“Su firma –indicó Jiménez-, algo que no era habitual, es reconocible en numerosas etiquetas como en los característicos espejos publicitarios que servían de reclamo en las fachadas e interiores de bares y restaurantes, algunos de los cuales aún se conservan ya que su peculiar estilo, muy del gusto de las empresas de su tiempo, se identifica por sus recargadas figuras de símbolos y escudos heráldicos, así como elaborados lambrequines y orlas. Por su carácter y marcada individualidad, Torres no creó escuela, pero sí hay que recordar que un miembro de la siguiente generación de artistas gráficos, su sobrino Juan Montes Pina, se iniciaría como aprendiz a la sombra de su tío”. Al final del acto intervino José Luis Bernal Torres, nieto de José Luis Torres, para agradecer vivamente a todos cuantos han hecho posible tan merecido homenaje y la necesaria reivindicación de una obra que innegablemente precisa de una catalogación definitiva. Presidieron la sesión el presidente titular de la Real Academia de San Dionisio Joaquín Ortiz Tardío y el vicepresidente de Artes Juan Salido Freyre.