La Real Academia de San Dionisio reconoce públicamente la colaboración de las entidades benefactoras Williams & Humbert, Fundación Dr. Pascual, Unicaja y Fundación Mapfre
El vicepresidente de Artes de esta Real Academia de San Dionisio, Juan Salido Freyre, dictó el discurso de ofrecimiento subrayando que “las Reales Academias no atraviesan en la actualidad por sus mejores momentos económicos”
La Real Academia de San Dionisio de Ciencias, Artes y Letras reconoció de nuevo públicamente el pasado martes el apoyo recibido por los ‘Benefactores de la Academia 2013’ en la entrega del correspondiente título expedido al efecto y que en esta ocasión recogieron los representantes de las entidades Bodegas Williams & Humbert, Fundación Dr. Pascual, Unicaja y Fundación Mapfre. Presidieron la sesión el presidente titular de la Real Academia Joaquín Ortiz Tardío así como los Académicos de Número y miembros de la Junta de Gobierno Juan Salido Freyre –vicepresidente de Artes- y Andrés Luis Cañadas Machado –Secretario General-. Precisamente el discurso de ofrecimiento corrió a cargo del académico Juan Salido Freyre. “Las Instituciones Académicas, como la nuestra –argumentó Salido-, Corporaciones de Derecho Público, de naturaleza esencialmente cultural y cuyos fines principales son el fomento de todos los trabajos de investigación y difusión de toda clase de conocimientos en todas las ramas que su título comprende, es decir, las Ciencias, las Artes y las Letras, no pasan hoy por sus mejores momentos económicos. Las Organizaciones e Instituciones como la nuestra, empeñadas en la difusión, fomento e investigación de las materias que le son afines, y sobre todo, con la cualidad de que las mismas se realizan sin ánimo de lucro, se encuentran en estos momentos en unas circunstancias que, aunque conocidas de todos, no son por ello menos preocupantes en su futuro inmediato. Al menos, con las fórmulas presupuestarias que han venido siendo habituales a lo largo de los años”.
Para Juan Salido “nos encontramos, pues, en una situación compleja, con unos colaboradores tradicionales en el apoyo presupuestario convencional (…) Esta situación, ya de por si dificultosa de gestionar, conlleva por otra parte, retrasos temporales en la recepción de las subvenciones, lo que origina ciertos desfases de tesorería, que en estas Instituciones, carentes de recursos propios en su práctica totalidad, está planteando situaciones en algún caso extrema, que obligarán a tomar medidas radicales como serían derramar el presupuesto entre los Académicos o incluso, en algún caso extremo, a la paralización de la actividad Académica”.
Salido hizo acopio de ciertas salvedades puntualizando que “no es el caso, ciertamente, de nuestra Institución. En primer lugar porque en todo momento se ha realizado una gestión económica prudente y racional, e incluso me atrevería a decir con criterios economicistas que, en todo momento se ha evitado una gestión presupuestaria con déficits negativos ni endeudamientos perversos. Antes al contrario, ha existido una política de austeridad activa, es decir, un criterio de buen uso de los siempre modestos recursos con los que esta Real Academia ha contado. Pero esta realidad no nos impide valorar, a corto plazo, unos escenarios preocupantes. La pregunta, llegado este punto, sería: ¿Cómo podremos atender 33 actos culturales de nivel, con la participación de notables e insignes catedráticos, investigadores, artistas, etc., muchos de ellos residentes en diferentes puntos de nuestro país? ¿Desatendemos a estos participantes, que ni en un solo caso son retribuidos económicamente?”.
En este sentido Salido constató no pocas reflexiones: “El llamado Tercer Sector- el Primero sería el sector público y el Segundo el privado -, que aglutina a las denominadas entidades sin ánimo de lucro (ESAL) se estima que representa en nuestro país alrededor del 5,5% del PIB. Buena parte de estas entidades no lucrativas que se integran en el Tercer Sector actúan en el terreno de la solidaridad, la acción social y la cooperación al desarrollo, por lo que su trabajo es de gran trascendencia no sólo para los colectivos beneficiarios (países en desarrollo, discapacitados, inmigrantes, entre otros) sino para la sociedad en general. Cierto es, que los grandes capítulos de la actividad se vinculan a entidades orientadas a la acción social entendida como ayuda a los más desfavorecidos, pero también en el epígrafe de acción social se incluye el apartado cultural. Y este es el punto de encuentro con nuestra Academia, ya que en el Artículo 2º del Título I de los Estatutos se indica que: Esta Real Corporación fue fundada el día 9 de Octubre de 1.949 por un grupo de intelectuales jerezanos, animados por la cultura y que se inspiraban en el principio de la dignidad del hombre y demás valores trascendentes de la civilización cristiana, teniendo como finalidad principal fomentar todos los trabajos de investigación y difusión de toda clase de conocimientos en todas las ramas que su título comprende, fines definidos en su Artículo Tercero. Es esta propuesta fundacional la que ensambla a la perfección con la idea de cultura universal defendida por muchos Académicos a lo largo de los años y especialmente por nuestro Presidente de Honor, Excelentísimo Señor D. Francisco Fernández García Figueras, línea de pensamiento claramente enfrentada en su planteamiento intelectual a la mantenida entre otros grandes pensadores por Oswal Spengler quién en su ensayo La decadencia de Occidente publicado en la década de los años 20 del siglo pasado proclamó que la cultura Occidental se encontraba en su etapa final”.
La realidad actual – y así lo subrayó Salido en su discurso- es que la financiación del sector es insuficiente para atender el gran volumen de necesidades y proyectos sociales de estas instituciones: “Si la escasez de recursos financieros es algo habitual en la gestión empresarial, esto se acentúa en el sector de la solidaridad, algo que contrasta con la enorme cantidad de proyectos e instituciones surgidas en los últimos años para atender las necesidades sociales. Por otra parte, esa financiación se encuentra diluida entre un número muy relevante de organizaciones, que compiten intensamente entre sí con una tendencia a la concentración de fondos en las grandes ONG (…) A la vista de todo lo señalado, la financiación de las ESAL resulta ser una de las cuestiones claves en Tercer Sector español. La diversificación de fuentes públicas y privadas, el control adecuado de la tesorería, la minimización de los gastos de gestión así como el mayor recurso a donaciones privadas, en especial a través de convenios con empresas, parecen ser las soluciones”.