Marco A. Velo reivindica la figura de José María Pemán en su toma de posesión como Académico Correspondiente de la Real Academia de San Dionisio de Ciencias, Artes y Letras
La figura de José María Pemán- su dilatadísima interrelación cultural, su predicamento intelectual, su ingente labor en pro de no pocas Reales Academias de España- fue rescatada y ampliamente homenajeada este pasado martes en la sede de la Real Academia de San Dionisio con motivo de la toma de posesión de Marco A. Velo García como Académico Correspondiente de esta docta institución jerezana. Ante un salón de actos abarrotado de público –que acogía asimismo a una muy amplia representación de la familia Pemán integrada por hijos, nietos y biznietos del célebre escritor-, la sesión estuvo presidida por el presidente titular de la Academia de San Dionisio Joaquín Ortiz Tardío y por el Presidente de Honor de la misma Francisco Fernández García-Figueras, así como por el Vicepresidente de Letras Antonio Murciano González y el Tesorero Juan Salido Freyre. Los concejales Felisa Rosado Refolio y Antonio Montero Suárez asistieron en representación del Ayuntamiento de Jerez.
Al inicio de la sesión el Secretario General de esta real corporación académica, Andrés Luis Cañadas Machado, leyó el certificado del nombramiento de Marco A. Velo como Académico Correspondiente refrendado en Junta General de esta Real Academia –Miembro de Número del Instituto de Reales Academias de Andalucía y Miembro Asociado del Instituto de España- con fecha de 13 de octubre de 2011. Asimismo se hace constar el saluda remitido expresamente por la directora de la Real Academia Sevillana de Buenas Letras, Enriqueta Vila Vilar, lamentando no poder asistir a dicha toma de posesión al coincidir con un acto ya programado por la Real Academia Sevillana. En idéntica línea justificó su imposibilidad de asistencia el presidente de la Real Academia de San Romualdo de Ciencias, Letras y Artes, de San Fernando, José Carlos Fernández Moreno, al también coincidir la sesión de este pasado martes con el solemne acto de clausura del curso académico de la mencionada Academia de San Romualdo.
El Académico Numerario y Tesorero de la Junta de Gobierno Juan Salido Freyre desarrolló brillantemente la presentación del nuevo académico. Combinó Salido Freyre, con indudable mano maestra, los datos curriculares y las claves personales del ponente pues no en balde conservan ambos una profunda y sincera amistad iniciada hace veinte años. Tras un breve discurso inicial, Marco A. Velo expuso su disertación integrándola en un trabajo documental de cincuenta minutos de duración elaborado y producido ex profeso. En este sentido agradeció la incondicional colaboración de Onda Jerez Televisión.
En las palabras de introito, Marco A. Velo argumentó que “ante la figura de Pemán no caben ni la indolencia ni la desidia ni la dejadez. Tampoco el laxismo ni el paroxismo. Porque volveríamos a ser cómplices – siempre pacatos y siempre tibios- de un acto de injusticia en el tiempo. Coexiste y subsiste en torno a su legado literario, a su impronta, a su código de barras, como una especie de tácita callada por respuesta, una afonía intrahistórica, un fértil mutis por el foro capaz de silenciar hasta aquellos aspectos menos encubiertos de la trayectoria intelectual de quien otrora fuese maestro de tantos géneros y líder de opinión de este país. De este país nuestro de tantas culpas y de casi ninguna disculpa. Ya lo dijo Eduardo Marquina: España y yo, señora, somos así”.
Bajo el título de ‘Addenda et corrigenda: Pemán y las Reales Academias’, Velo presentó un exhaustivo trabajo de investigación en formato documental –utilizando ritmos y técnicas cinematográficas- que narraba detalladamente la trayectoria de José María Pemán en las Reales Academias de España. Para Velo, “Pemán fue a las Reales Academias –especialmente a la Real Academia Española- lo que su virtud personal a la cultura universal: un todo, un tótem, un vaso comunicante. Un académico cuya condición –parafraseando al poeta- permanentemente “estuvo estacionada en lo más lúcido de la concavidad de la conciencia”. Desempeñó un papel decisivo en la reactivación y reorganización de las Reales Academias después de la Guerra Civil. En 1939, con apenas 42 años de edad, era director de la Real Academia Española, presidente de la Real Academia Hispano Americana de Cádiz y asimismo llevaba las riendas del Instituto de Reales Academias de España, institución que fundó junto a Eugenio d’Ors y Pedro Sainz Rodríguez.
Durante su fecunda trayectoria como académico –perteneció como miembro de Número o Correspondiente a otras reales corporaciones del país- trabajo a machamartillo para la consolidación de estas instituciones dedicabas al noble cultivo del saber y el pensamiento e igualmente a la expansiva difusión del conocimiento (sin olvidar tampoco su funcionalidad de órgano consultivo en aras “de aportar luz sobre los complejos problemas de nuestros días”).
“Pemán -añadió- fue un académico ejemplar, por gran orador, por su entrega incondicional y siempre constante a la causa de sus Academias y por erigirse en un proactivo ojeador de posibles académicos en ciernes. Supo sustantivar su concepción de la cultura universal e inyectarla en todas sus propuestas, gestiones e intervenciones públicas. Un humanista de altos vuelos. Un académico que –según indicara años más tarde Javier Tusell- supo evolucionar hacia un sincero talante democratizador de la sociedad para convertirse en artífice vehicular de libertades y hacedor de no pocos aspectos anunciadores de la modernidad. Un liberal muy capacitado a su vez para la gestión cultural”.
Como bien pudo apreciarse en la proyección del trabajo documental, Pemán tuvo –en su calidad de dirigente académico- problemas con la censura e incluso sufrió alguna que otra destitución y hasta algún desagradable episodio como aquel en el que Miguel Primo de Rivera le retó a duelo tras su ponencia exaltadora de la memoria de Calvo Sotelo-y un supuesto (pero irreal) ninguneo a José Antonio Primo de Rivera- pronunciada en la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación. Episodio que acarreó muchas desagradables consecuencias posteriormente repuestas y al fin solucionadas no sin profundas huellas de dolor en el corazón afectivo del recordado escritor gaditano. Pemán “conservó intactos los sillones de la Academia de aquellos académicos que permanecieron en el exilio, levantó el veto impuesto a Dámaso Alonso y rescató para la recuperación de la presidencia de la Real Academia Española a Ramón Menéndez Pidal”. Con esta condicional finalidad aceptó desempeñar por segunda vez la dirección de la Academia Española”. Nunca faltó a ninguna sesión “de los jueves”, tan sólo durante el último año de enfermedad de su mujer. No se separó de ella ni un solo día. Pero incluso así protagonizó un heroico acto de fidelidad a la Academia: haciendo de tripas corazón para no abandonar a su esposa enferma, acudió –por obligación ética y por compromiso y lealtad institucional- a la elección de un nuevo académico en el año 1967. Aunque el viaje a Madrid tan sólo lo mantendría fuera de Cádiz un par de días, ocurrió entonces –coincidiendo con el breve desplazamiento- la fatalidad de la muerte de la madre de sus hijos”.
José María Pemán ocupó la presidencia de la Real Academia Hispano Americana de Cádiz desde el año 1939 hasta su fallecimiento en 1981. Estuvo también muy vinculado a la Real Academia de San Romualdo de Ciencias, Letras y Artes de San Fernando, institución que le rindiera un magno homenaje nacional, así como otras tales la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación o la Real Academia Sevillana de Buenas Letras. Al final de la exposición, el presidente de la Real Academia de San Dionisio, Joaquín Ortiz Tardío, impuso a Marco A. Velo la medalla de la real corporación al tiempo que le hizo entrega del título de Académico Correspondiente.