Ponencia Ángel Estella García – 21/05/2013

octubre 23, 2015

Ángel Estella García: “Las decisiones basadas en el mejor conocimiento científico se me antojan insuficientes si no se han considerado los valores de todas las partes implicadas en el acto médico, en especial de los más vulnerables, los enfermos”


El pasado martes se desarrolló con brillantez expositiva la segunda sesión del ciclo ‘Medicina en Sociedad’ organizado por la Real Academia de San Dionisio de Ciencias, Artes y Letras. Presidida la sesión por el presidente titular de la Academia de San Dionisio Joaquín Ortiz Tardío, fue el doctor Ángel Estella García, Facultativo Especialista en Medicina Intensiva del Hospital de Jerez, el encargado de dictar una ilustrativa conferencia titulada ‘Ética aplicada a las ciencias de la salud’. Presentado por el Académico de Número y Vicepresidente de Ciencias de esta Real Corporación Jaime Bachiller Martínez, el doctor Estella García dictó una ponencia que concitó el atento interés de todo el público concurrente. Destacamos los siguientes conceptos:- “La medicina siempre ha generado conflictos éticos y exigido a los profesionales de la salud una elevada calidad moral siendo la toma de decisiones compleja; incluso las decisiones basadas en el mejor conocimiento científico se me antojan insuficientes si no se han considerado los valores de todas las partes implicadas en el acto médico, en especial de los más vulnerables, los enfermos”. - “El término bioética va a cumplir medio siglo. Fue descrito por primera vez por Potter en 1970 y desde entonces se ha interpretado de diversas formas, condicionado por las diferentes profesiones o ideologías. En las ciencias de la salud podríamos definirla como el intento de introducir los VALORES en la toma de decisiones clínicas con el fin de aumentar su corrección y su calidad”.- “La ética no trata de lo bueno y lo malo como se ha documentado en algunos escritos, trata de lo óptimo. Las razones históricas que explican el extraordinario desarrollo de la ética en ciencias de la salud en la segunda mitad del siglo XX son varias: por un lado las atrocidades cometidas en investigación en seres humanos propiciaron el rechazo de un amplio sector de la sociedad surgiendo la necesidad de proteger a los pacientes ante esas prácticas de investigación y por ello se desarrollaron normas que las regulaban siendo las más conocidas el Código de Nuremberg y el informe Belmont”. - “Por otro lado,  en las últimas décadas del pasado siglo fuimos testigos de la revolución médico-sanitaria que conllevó un cambio sustancial en la relación asistencial clásica, tradicionalmente constituida por el médico y el paciente”. - “Las partes implicadas han sido modificadas ampliándose la figura del médico a otros profesionales sanitarios, el paciente no siempre va a estar caracterizado por presentar una enfermedad ya que la prevención de enfermedades y/o fomento de hábitos de vida saludable han ampliado el concepto de usuario de los sistemas sanitarios, ciudadanos que adoptan un papel más informado, activo y protagonista en la gestión de su propia salud en un proceso de emancipación de los pacientes que supuso la caída del paternalismo médico, modelo paternalista en el que se establecía una estructura jerárquica donde el médico decidía que era lo mejor para su enfermo sin tener en cuenta su opinión. Actualmente ha sido relegado por un modelo de relación basado en el respeto de la autonomía del paciente, que es quién ha de gestionar su propia enfermedad”.- “En este nuevo modelo de relación sanitaria  aparece un tercer actor representado por los gestores o la administración que se enfrentan al desafío de establecer un equilibrio entre eficiencia, en un entorno de recursos escasos,  y la justicia sanitaria con el fin de distribuir de manera equitativa los recursos disponibles”.- “Por último, también contribuyó al desarrollo de la bioética la revolución tecnológica y biológica que continua vigente como hemos podido leer esta semana en los medios de comunicación con la  noticia de la clonación humana”.- “El consentimiento informado, la intimidad del paciente, la calidad de vida, el testamento vital o documento de voluntades vitales anticipadas, los cuidados al final de la vida o la limitación de terapias de soporte vital son cotidianos en nuestra práctica clínica y escenifican la importancia de la ética en la profesión sanitaria”. - “En la actualidad estamos viviendo tiempos difíciles, los actores de la relación sanitaria del siglo XXI tenemos un reto importante en el escenario actual eclipsado y protagonizado en estos momentos por la grave crisis económica, crisis que a mi entender es consecuencia de una crisis más profunda, crisis de valores de nuestra sociedad. La ética realmente no trata sobre valores, trata sobre deberes, deber moral de realizar valores, añadir valor al hecho”.- “Dentro del pesimismo actual extendido en varios ámbitos de nuestra sociedad y que amenaza terrenos hasta ahora intocables como la sanidad no podemos dejarnos contagiar por el ambiente, tenemos la obligación moral de proteger al eslabón más frágil de la cadena, el paciente frágil. Para ello será necesario un cambio social que anteponga los valores intrínsecos y la toma de decisiones autónomas, y por tanto morales, a la sociedad actual que repudia la retórica del deber prefiriendo normas indoloras que armonizan el propio interés”.- “Entre las dificultades se esconde la oportunidad y estamos ante un momento histórico. En sanidad los gestores, profesionales sanitarios y los usuarios han de aprender de los errores del pasado y del presente en un proceso de deliberación continuo, parece capital la necesidad de integrar la ética en los distintos papeles que nos corresponde ocupar, entendiendo  que todos remamos en la misma dirección, cada generación tiene por tanto la necesidad de construir su propia ética”.