Toma posesión Académico Correspondiente Ismael Jordi – 05/03/2013

octubre 23, 2015

“Un cantante tiene que saber cuáles son sus limitaciones, además de reconocer sus equivocaciones para aprender”

Brillantísimo acto de toma de posesión del tenor jerezano Ismael Jordi como Académico Correspondiente de la Real Academia de San Dionisio de Ciencias, Artes y Letras

Blas de Otero –acaso uno de los poetas más desesperadamente verosímiles de la poesía social de la década de los cincuenta-  solicitó –de un modo desgarrado y redivivo- “la voz y la palabra”. Lo hizo además asentando casi inmemorialmente una reclamación que constituye signo y anhelo de no pocas generaciones posteriores. A sendas manifestaciones de la naturaleza humana –a la voz y a la palabra- pudieron adherirse –con regusto y asociada amenidad- las muchas personas que el pasado martes se dieron cita en el salón de actos de la Real Academia de San Dionisio de Ciencias, Artes y Letras. Tomaba posesión como Académico Correspondiente el tenor Ismael Jordi Oliva. El título de su intervención, ‘Aptitudes para el bel canto’ ya hacía presagiar una sesión constituyente de altas motivaciones musicales. La apretadísima agenda de “nuestro tenor jerezano” provocó una espera de casi año y medio desde su nombramiento como Académico Correspondiente hasta el solemne acto de ingreso de este martes. Por ende la expectación había intensificado aún más si cabe el desarrollo de dicha sesión académica. Tras la presentación del Académico Correspondiente y director de orquesta Juan Luis Pérez García, Ismael Jordi enseguida constató su más arraigada gratitud por el “privilegio y el gran honor de pertenecer a esta institución. Es un aliento que, a pesar de estar fuera, mi trabajo esté reconocido en mi tierra. Gracias a Dios en mí no se cumple el dicho de que nadie es profeta en su tierra”.

Ismael Jordi se mostró cordial, sencillo, muy comunicativo y de veras cercano. Ajustó la densidad cualitativa de su intervención a la duración propicia de este tipo de convocatorias culturales. Entre las aptitudes “para el bel canto” destacó algunas como, de entrada, la intuición musical. “Es con algo que se nace, nato. Esto no se puede estudiar”. Asimismo “la naturalidad y la capacidad de autocrítica: un cantante tiene que saber cuáles son sus limitaciones, además de reconocer sus equivocaciones para aprender”. La última de estas características sería “la memoria: más bien la memoria musical. Es imprescindible porque hay que conocer muchas óperas. La lírica se basa en el continuo estudio”. En definitiva, el tenor resumía estas facultades como “capacidades innatas con las que nace una persona para hacer este tipo de carrera. Aunque es un arma de doble filo, ya que puede hacer que el artista, al creerse con la base, se relaje”. El tenor fue intercalando su discurso con intervenciones canoras. A cada interpretación, una sonora ovación del público. El presidente de la Real Academia de San Dionisio, Joaquín Ortiz Tardío, impuso la medalla de la corporación al nuevo Académico cerrándose la convocatoria con otro unánime aplauso de correspondencia y admiración. Ismael Jordi portará la medalla de la Real Academia de San Dionisio en todos los foros culturales internacionales en los que habitualmente participa.